Para acabar con las reflexiones sobre la
innovación, quisiera acabar con el ejemplo de un innovador: Antón Chéjov.
Chéjov fue un medico y escritor ruso, pero sobre
todo fue un visionario, un idealista (de
idea, no de ideal). Una persona que salía de su mundanal vida, cogía su pluma y
hacia de sus sueños realidad.
Innovar es intentar ir más allá de lo marcado,
de nuestras fronteras. Innovar es despertarse cada mañana y pensar que es un
día especial. Innovar es olvidar lo establecido y soñar como deberían ser las
cosas.
En los sueños no hay reglas, se libera la mente.
Nada está escrito, todo está por escribir.
Antón era innovador porque era precisamente eso
lo que el hacia, imaginar su mundo. Un mundo sin ataduras, una lucha entre la
verdad del día a día y su imaginación, en el que no existe siquiera la ley de la gravedad.
Chejov era un innovador que en base a la
creatividad creo su mundo y el cual fue
su modo de vida, dado que los plasmaba en obras.
Poco más que decir, matar lo que deberíais ser o
saber y soñar
Para ilustrar lo que estoy expresando con
palabras, he intentado transmitir al lector mi mensaje a través de la obra “Donka:Una carta a Chéjov”,
que trata el mundo de este autor.
#Portu