En este mundo que nos
rodea, cada vez menos personal y más virtual, en el que las cosas se guardan no
en un cajón si no en una nube, he decidido subirme al tren y hacer mi propia
nube. Su título: innovación. En ella quiero ir expresando los apuntes hechos en
clase, aquello que me ha llamado la atención, aquello de lo que no tenía
conocimiento y me ha encendido una pequeña bombilla. Por otra parte, además,
creo que me puede servir para aclarar ideas y conceptos de cara a la ponencia.
Para
su mejor entendimiento repartiré la misma en diferentes partes. En esta
primera, hablaré sobre qué creo que es la innovación y cómo son las personas
innovadoras. Bajo mi opinión, la innovación es actitud y nace del querer hacer
cosas diferentes o de una manera distinta. Del querer ir más allá de lo que
existe en el presente y soñar cómo puede ser el futuro.
La
innovación comienza cuando se hace un cambio. Un cambio sustancial en algo (la
estructura de una empresa, la forma de producción, en un objeto…) el cual
crea valor. Crear valor es que este cambio haga que este nuevo proyecto
sea mejor ó más válido que el anterior. Existen dos tipos de innovación: la
innovación disruptiva/radical, o el crear algo que no existe, y la innovación
incremental (añadir valor a algo ya existente).
A
pesar de ello, y algo sobre lo que personalmente nunca había pensado, la
innovación para ser innovación necesita de la explotación del proyecto, que
tenga sitio en el mercado, ya que de no ser así es un invento. Esto es,
la innovación en su camino de maduración comienza a ser un invento que se lleva
a la venta.
Los
comienzos de este camino pueden ser varios. Puede que la idea nazca de manera
repentina, tal y como explican en su blog NahikariAinaraIraia, se denomina Serendipia. La Serendipia se da cuando
se encuentra algo: una idea, una forma nueva de hacer las cosas… cuando se tenía
otro objetivo. No obstante, esta manera de que las ideas comiencen a brotar de
la cabeza es poco probable. Por ello, se puede decir que la innovación nace
principalmente al descubrir, y ser el primero en hacerlo, un problema o una
posibilidad de hacer las cosas de manera diferente; basándose en la creatividad
y/o en el conocimiento.
La
innovación basada en el conocimiento ha sido la forma más utilizada
históricamente. Esto, en mi opinión, se debe a que las empresas estaban
principalmente centradas en el sector secundario, en la industria, el cual es
un sector físico, que necesita de mejoras visibles (maquinaria, estructura
empresarial…). Por ello la ingeniería y las ciencias formales fueron las más
importantes.
Sin
embargo, y como ya he citado unas líneas más arriba, el mundo está cambiando y
tiende hacia lo abstracto. En este mundo, tan importante como saber, es
importante quitarse todo tipo de fronteras, todo es posible. En este caso
además del conocimiento, que siempre facilita las cosas, cobra interés la
creatividad como base de la innovación.
Dado
que existen diferentes maneras de crear propuestas de valor que luego en
función de su explotación pueden convertirse en innovación, la persona que hace
este proceso también puede ser de maneras distintas. Aun así, existe cierto
grado de similitudes de las personas innovadoras. El comienzo de la innovación
es el pensar que las cosas se pueden hacer de una manera mejor, por lo cual una
de las características es la inquietud, que no se conforman con el presente y
creen poder cambiarlo. Buscan, buscan y vuelven a buscar….
Sin
embargo para llegar a buscar primeramente deben observar y después atreverse a
hacer cosas que antes nadie había pensado. Luego, son personas observadoras y
valientes. La innovación es querer ir más allá y eso debe ser característico de
la persona innovadora. Para que eso sea posible, y lo que quizás sea una idea
un tanto Maslow-iana, el innovador debe sentirse bien para a posteriori pensar ir más allá, hacer algo que no hace el resto.
Además, estas personas muestran una actitud ante el riesgo poco temerosa. Debe
ser una persona atrevida, que quiera salir de su situación y volar…
#Portu